domingo, 30 de diciembre de 2012

Al oriente del Edén.



Esa cara de afligido, siempre esa cara. No se si tenerte lástima o simplemente burlarme, a vos personalmente te odio; siempre intentando ser quien no sos, reo, superfluo y vulgar, una vulgaridad bastante elegante, de esa que solo pocos pueden portar. Único en tu parasitismo, siempre desambiguando con el mundo, deprimiendo a quien te roce, triste, insoportable, viviendo porque nadie te cobra por hacerlo, viviendo para ofender y lastimar. Endemoniado. Siendo quien crees que sos para destacar, para hacerse detestar. Envidia pura, débil. Fallás siempre en la manipulación, perdiste la gracia. Estorbo resonante, como el eco de una montaña, una voz que grita al vacío y es oída por primera vez a mil kilómetros de distancia. Llorás porque es lo único que te queda dentro de lo simple humano y mundano, pero nada mas, el resto se fue hace rato. Has cambiado las circunstancias, pero tu forma de ejercer el poder sigue siendo la misma. Si fuera vos me practicaría un 'harakiri ', es lo único que te queda para morir con con honor, y si no, podés esperarme a mi que nada se de agricultura ni de rendir ritos a Yahavé, pero se de ataques y mi bolso esta listo para ir al oriente del Edén y mi frente ya tiene la marca de la vida eterna.



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jueves, 6 de diciembre de 2012

Cursilandia: el país donde se sueña con amor.


Los vecinos de abajo charlan muy fuerte; Canela se me acerca, apoya su hociquito en mi mejilla y se va a sentar en su trono desde el que me mira y me sonríe, juro que sonríe mientras entrecierra los ojos, contornea su cuerpito con su cola y se queda quieta, sólo mueve las orejas, siempre atenta. Yo, me siento e intento recordar lo que soñé, me levanté feliz, como cada vez que te sueño. Creo que caminábamos por varios lugares tomados de la mano, nada nos separaba, nos agarrábamos muy fuerte, como quienes no quisieran separarse jamás el uno del otro. Pienso; si las personas se tomaran mas tiempo de las manos el mundo sería mejor, si dos personas que se aman se agarraran mas fuerte, su amor sería eterno. Las manos, lo mas externo, lo mas visible del amor; con ellas damos y recibimos, una caricia, una palmada de aliento, una reverencia. 
Que raro es soñar cada vez que cierro los ojos con la misma persona. Me resulta increíble que alguien pueda perpetuarse en los sueños, no se, nunca me había pasado. Quizá para Neruda era algo habitual, así como para Shakespeare era una rutina y para Adolfo Bequer una cotidianidad.
Que simple es esto del amor. Uno no entiende nada hasta que lo siente, y una vez que lo siente todo parece descifrarse,  permeabilizarse, encontrarse... justificarse. Es cierto, no lo había pensado hasta hoy, el amor justifica todo. Toda buena acción capaz de ser percibida por el resto del mundo o no, esconde una connotación de amor, a veces muy notoria y otras no tanto, pero siempre hay una leve melodía de fondo que justifica con amor.
Yo amo porque me siento amada y cuando me siento así, amo y nada mas; el resto, acciones y palabras, solo fluyen con el viento rozando tus mejillas, con el sol alumbrando tu camino o con la luna velando tu sueño.
Cuando te amo puedo mover montañas, agitar o calmar los mares... volar. Cuando te amo puedo ser quien soy. Cuando me amas soy quien quiero ser el resto de mi vida. 

martes, 30 de octubre de 2012

Caminando por tu belleza.



El universo se concentra en un solo punto,
mi universo se concentra en un solo punto.
Es ese punto que conozco completo,
ese punto que te recorre lentamente contorneando tu amplia espalda,
fría en el verano, cálida en el invierno.
Extenso mapa de lunares,
cada uno marca un secreto que de a poco voy descifrando,
conozco su aroma,
su textura y su color;
la conozco completa, desde arriba hacia abajo,
la he recorrido tantas veces con las yemas de mis dedos que ya es casi mía.
Luego te volteas hacia mí dejando ver mi parte preferida,
tu rostro dormido,
                              calmo,
                                         quieto,
                                                    silencioso,
                                                                     perfecto.
Tus cejas doradas arqueadas,
se asemejan al sol en sus últimos minutos sobre el cielo;
tus ojos, destellos de dolor encajonado,
de luz agotada, de amor apagado,
me miran,
brillan mas y se cierran,
vuelven a dormir.
Tu nariz, un tobogán de magia que converge en la perfección algodonada de tu boca.
Ay si pudiera tirarme por ese tobogán y aterrizar en tus labios,
caminar de comisura a comisura,
abrazarlos y olerlos,
sentarme en la orilla y pensarte,
luego,
reposarme y dormirme,
sería el paraíso perdido por los primeros que habitaron la tierra;
y así despacito hacerme parte de cada
centímetro,
                  poro,
                          lunar,
                                   cicatriz
                                              de tu cuerpo.





miércoles, 19 de septiembre de 2012

Ambivalente.


Todo lo veía oscuro con aquel ojo, el derecho. Podía estar viendo la criatura mas bella del planeta con su ojo izquierdo, pero con el otro veía una terrible bestia con dientes afilados y un aglutinante líquido viscoso y mal oliente resbalando entre esos cuchillos afilados que salían de esa boca rígida; una bestia del mismo infierno de ojos rojos penetrantes y agresivos. La mitad de su rostro mostraba compasión y ternura, la otra mitad, desprecio y ganas de huir. A veces decidía encerrarse en las penumbras de su mundo para no ver nada ni a nadie que le hiciera sentir esa sensación de malestar derecho y bienestar izquierdo. Nada en su vida era demasiado normal, ninguna rutina, o silencio o música. Comer le daba acidez de un lado y satisfacción del otro; una simple ración de algo podía ser una delicia y un conjunto de gusanos al mismo tiempo según la perspectiva. Adalgracia no sabía nada de esto; no comprendía muchas veces las extrañas actitudes de su marido. Hacía ya casi veintiocho años que estaban juntos y había aprendido a lo largo de todos esos años a aceptar sus momentos de angustia y soledad en silencio, como si nada pasara. Él solo quería matarla desde que la vio por primera vez en aquella reunión en casa de sus suegros cuando apenas ambos tenían diez años, pero su ojo izquierdo sentía por aquella mujer algo muy parecido al amor y eso le impedía terminar con el asunto.
Adelfo y su familia recién llegados a la ciudad, habían sido invitados por sus nuevos vecinos los Morticur a tomar el té a modo de bienvenida, y además, para conocerlos y ofrecerles cualquier tipo de ayuda, como presentarles la ciudad o los negocios con mejor mercadería, mejores precios y ofertas, como se estilaba hacer en aquel entonces. Adelfo era un niño callado de rostro pálido y sin expresión, frío y de una mirada muy misteriosa. Ese día fue obligado a jugar con Adalgracia; él solo recuerda ese sentimiento de odio irracional hacia ella que lo llevaba a querer una sola cosa, su muerte. A medida que fueron creciendo la vida y los padres de ambos, quienes habían entablado una buena relación, los encaminaron hacia la puerta del sagrado matrimonio. El misterioso hombre nunca opinaba o discernía, solo acataba órdenes que luego cumplía, temía contradecir a las personas por miedo a lo que eso pudiera generar en él.
Un día mientras miraban el atardecer tras las montañas, creyó que era el momento oportuno para revelarle a su mujer el secreto que venía ocultando desde que conoció el mundo. La miró.
Adalgracia tenía esa sonrisa poco común que trasmitía caricias al alma, era una mujer poco agraciada pero de muy buen corazón, por eso tenía muchas amistades a las que visitaba los días que Adelfo tenía esa mirada turbia que pedía a gritos soledad; ella lo entendía y se iba respetando su muda petición.
Esa tarde, esa misma sonrisa iluminada de perfil por los pocos rayos de sol que quedaban sobre el horizonte, hicieron que la mejor parte de Adelfo se sintiera a gusto para hablar, pero su peor parte vio en el rostro cálido de Adalgracia una risita risueña y diabólica que lo enfurecieron mas que nunca, como si de cierta forma esta desgracia que vivía el consternado hombre tuviera vida propia y supiera lo que estaba por hacer. Ese sentimiento homicida que estremecía todo el largo de su cuerpo dividido era una clara señal de que no debía hacerlo, así que decidió tragarse su amarga bola de odio y callar para nunca más volver a intentar hablar del tema.

Creyó también que la solución a su pesar era terminar con su vida, pero sabía que un arma capaz de realizar esa labor, puesta en su mano izquierda, haría de esta una tarea nunca realizada, pues carecía de valor ese sector; si la tomaba en cambio con la otra extremidad jamás llegaría a su fin, podía terminar en cualquier catástrofe que nada tendría que ver con su verdadera finalidad; romper su existencia.
A lo largo de su vida había encontrado diferentes formas de controlar su mal, diferentes técnicas que le daban algunos segundos de respiro cuando la ira se apoderaba de él, por ejemplo, taparse el ojo con la mano contraria, como quien se friega el rostro por cansancio, pero ya todos saben que en este mundo la energía del diablo es demasiado fuerte como para tratar de esconderla.

Hacía algunas semanas había entrado al régimen católico, creyendo que había caído en una brujería sin querer. Habló con un sacerdote buscando alguna especie de sanación o milagro, pero el clérigo por error tomó al afligido por el hombro derecho y sin tener tiempo a reacción alguna, Adelfo le contestó con un fuerte golpe al brazo del pobre viejo, de tal magnitud que este quedó desconsolado lloriqueando de dolor en el piso mientras el otro salía corriendo despavorido de horror, miedo o vergüenza, quien sabe. Llegó a su casa donde Adalgracia quien preparaba la cena, saltó del susto y giró su cabeza para encontrarse con el rostro descolorido y transpirado de su marido, y en un ademán inesperado se le acercó y acarició la mejilla equivocada del hombre en un gesto de consuelo. Adelfo sin poder luchar con su monstruo interno quizá por cansancio o por no querer, tomó el cuchillo con el que minutos antes ella trozaba un pavo y lo apoyó en su garganta, frío y con restos del ave que sería la cena. Adalgracia sintió ganas de gritar en busca de ayuda o de una reacción para traerlo de nuevo en si al hombre, pero no pudo, Adelfo la tomaba con firmeza del cuello con su mano izquierda que esta vez, parecía compartir el sentimiento de la mano contraria que sostenía fuerte el cuchillo en la garganta de la mujer. Forcejearon unos minutos. Ella en un intento de defenderse y él en un intento por concretar el acto, generaron un trastabille en el que ambos terminaron en el suelo junto con la mesa que contenía el vasar listo y preparado para la cena. Todos cayeron. La lucha continuó unos segundos mas entre los trozos de platos y vasos rotos, hasta que Adalgracia logró safar una mano para así tomar un trozo de vidrio, con el que acto seguido penetró el ojo derecho de su marido al mismo tiempo que el filo del cuchillo desgarraba y separaba la piel y la carne que envolvían el sudado cuello de la mujer. De pronto, el fulgor rojo de los ojos de Adelfo desaparecía y la calma retornaba a la vieja casa, mientras Adalgracia en un último suspiro prenunciaba un “lo sabía” y moría con una sonrisa en su rostro, la misma sonrisa que acariciaba el alma de Adelfo quien lloraba de alegría y tristeza en aquel charco de sangre que ahora eran los restos fluidos de la mujer que le quitó una desgracia para darle otra nueva.

viernes, 6 de julio de 2012

Caterva resoplante del aire que no está, de la imaginación que no vuela, del llanto que no se manifiesta.


                    Yo, pseudología fantástica;
                    vos, refutación.

lunes, 18 de junio de 2012

Es una orden!


Eleonora la mira desde la ventana esperando que ella la haga pasar, para comer, juntar calor y seguir durmiendo por siete u ocho horas mas, y piensa lo lindo que seria ser gatito y dormir, dormir y dormir. 
A veces percibe el amor de Eleonora en sus ojos, que la mira porque la necesita, y la ama por necesitarla, ¿acaso el amor se trata de necesidad?, la necesidad de necesitar al otro, no es mas que un beneficio para uno mismo. El amor nos hace sentir vivos, nos hace sentir satisfechos; esto la hace pensar que amamos por egoísmo. Ella lo ama porque amarlo la hace sentir bien, libera las hormonas de la satisfacción que la hacen sentir plena, y si él no la ama deja de sentirse plena, porque le quita su dosis de felicidad.

-¡Amame! es una orden, hazme sentir bien de nuevo, no seas tan poco egoísta, deja de pensar en no amarme.- Le grita.

Si ella lo ama y es tan fácil, ¿por qué él no puede hacerlo?

- Hazme feliz de nuevo, te lo ruego, devuélveme  de a gotas algo del amor que te profeso, es una orden, porque soy egoísta y quiero que me ames así soy feliz otra vez.- Le dice entre sollozos.

Nadie ama sin ser amado y se siente feliz. El amor es egoísta.

El teléfono vuelve a sonar, no atiende, está concentrada en dejar de ser egoísta y olvidarlo.
Ella se ama:

-Es tan fácil amarme a mi misma, no me reclamo nada y me amo libremente; bueno si, me reclamo algo, mucho en realidad, pero porque el amor es egoísta y hay que reclamarse para amar.- dice con la mirada perdida en el teléfono.

Amar incluye no aceptar todo tal como es, si, lo leyó en el contrato; la letra chica que esta debajo del artículo de la 'fidelidad', a ese se lo sabe de memoria, ¡si se lo habrá leído!, en realidad lo leyó para ella misma en voz alta mientras él cocinaba, no fue un reclamo, fue una indirecta que dejó pasar, no le gusta que le reclame eso, porque no la ama y entonces no es egoísta, por eso la deja volar libre. La gente ama a los pájaros y los ama tanto que los tiene en jaulas, el no, no es egoísta, la deja a la deriva como si fuera un pájaro sin hogar.

-¡Amame carajo! es una orden.- le grita de nuevo al portarretratos que está arriba de la mesa del living.

El teléfono otra vez, lo atiende porque ya se hartó del sonido, ‘demasiados ruidos hay como para sumar uno mas’, le dice a su mente.

-¿Hola?

- Hola buenas tardes, soy Mariana del banco de finanzas la llamo para decirle que si no paga lo adeudado hasta el día de la fecha pasará a instancias judiciales para su cobro.

- ¡Mariana! ¿Cómo andas?, che ¿vos no me amas cierto?, justo estaba pensando en eso, porque si me amaras me tendrías cerca tuyo, amenazándome con esa puta deuda, jurándome que si dejo de amarte caerá sobre mi la peor demanda, la misma que me embargará hasta las medias y me dejará en la calle.

- Señora yo solo la llamo para comunicarle que si no paga…

- Mariana, no me amas, sos igual que él, ¿tanto te cuesta admitirlo?

- Señora no… yo…

- Esta bien, aceptarlo es el primer paso, decime que no me amas.

- Señora la llamo en otro momento, cuando pueda…

- Mariana, hace una cosa, no te hagas drama y metete la deuda en el culo.

Ya la anotó, Mariana la chica del banco, es la sexta en la lista de personas que no la aman, ¿podrían ser más no? Pero bueno hasta ahora con José el verdulero, la chica de la farmacia, el conserje del edificio, el dentista, Mariana y él ya es suficiente. No la odian pero no la aman y ¿acaso no fue Jesús o alguno de esos el primer egoísta que dijo que hay que amar a Dios por sobre todas las cosas, por que Dios está en todos?, amar a alguien tangible ya es complicado, imaginarse amar alguien que no sabes ni como es, ni a que se dedica, que le gusta, que no le gusta; es amar por amar, egoísmo puro.
Se olvidó de preguntarle a su jefe si la amaba, pero ayer cuando la despidió le dio a entender que no, es como dejar a un pájaro en libertad, no lo amas por eso lo dejas libre. Debería sumarlo también a la lista, piensa. 
Si tuviera que hacer un inventario de gente que la ama seguro ocupa dos o tres hojas, pero es mas difícil pensar en las personas que son egoístas amándola que las que no lo son. Las actitudes que te dejan en libertad, o en las que liberas, no se olvidan nunca, por eso nunca te olvidas el día en que liberaste a ese pájaro, o echaste a aquella empleada o le cobraste a algún moroso para no verlo mas.
Ahora está en el balcón mirando los vecinos y fumando un cigarrillo para matar el aburrimiento. La pareja de enfrente parece muy egoísta en aquella cama, se abrazan fuerte, ninguno quiere dejar ir al otro, se desnudan y se sienten, son tan egoístas que quieren ser uno los dos. La pareja debajo de su departamento, esos son peores, pelean y se gritan todo el tiempo, ella le dice que es un estúpido porque no secó el baño después de bañarse, él le dice que es una estúpida porque todavía no compro la cortina para que eso no pase, después ella le grita que es un egoísta porque piensa en él nada mas, y él le dice que piensa en él nada mas porque la ama. Que estúpidos y egoístas son, ahora se ríen y ella llora, Eleonora lame sus lágrimas, porque la ama y tiene sed. Quiere esas peleas con él, pero no la ama. Se acuesta en la cama y se tapa hasta la cabeza, ya quiere que sea mañana; por ahí mañana la ama.

viernes, 15 de junio de 2012

El derecho a jugar.


Cuando era chico, vivía en una hermosa casa de dos pisos ubicada sobre la calle Mansalva, la ultima o primera de barrio Maracuyá; una larga cuadra con casas numeradas del uno al dieciocho, todas iguales, pegadas una al lado de la otra formando una gran familia o comunidad vecinal. En esas épocas el barrio estaba muy poco poblado y las calles eran de tierra, las mañanas tenían olor a campo y las tardes también; a la hora de la siesta no volaba ni una mosca, por lo tanto la siesta se dormía como se debía, hasta que fui conociendo a mis vecinos quienes se fueron convirtiendo en mis compañeros de andanzas, en especial a esas horas.
Todas las tardes jugábamos al fútbol en frente de la casa número doce, donde vivía Don Juan, que justo daba a una pequeña plaza; dada la casualidad, Don Juan, tenía el mejor portón para usarlo de arco, por eso nunca llegábamos a terminar el primer tiempo, porque salía asomándose por la ventana del segundo piso, que daba directo  a dónde estábamos nosotros y a los gritos nos echaba diciéndonos que a la hora de la siesta se duerme y no se hace ruido, que no era para jugar y que si queríamos hacer bochinche nos fuéramos a jugar a la puerta de nuestras casas. Con los ojos llenos de decepción nos sentábamos a pensar que hacer; y como única solución esperábamos que Don juan saliera a tomar mates al Jardín, lo cual era nuestra señal de que la hora de la siesta había terminado y que el partido estaba apto para ser reanudado. Así pasábamos todas las tardes de verano hasta la hora de la cena en la cual mi madre salía al grito de ''¡Franco adentro que ya está la comida!'' o, ''¡Franco a bañarse!'', al igual que las madres de mis amigos.
Una tarde después de tomar la leche y alistándome para ir a jugar, escuché ruidos raros afuera de casa, por el lado de la plaza, y rápidamente subí corriendo las escaleras para mirar por la ventana del segundo piso que me dejaba ver la plaza desde arriba, por lo que logré observar camiones llenos de piedras y le pregunté a mi mama que significaba eso, me dijo que iban a tapizar la plaza con piedras porque al ser de tierra cada vez que llovía se llenaba todo de barro y que con esa decisión evitábamos ese problema. Sin pensarlo un minuto mas decidí salir a investigar. Ahí me encontré con Mariano, Pipo, Julián y Bocha, que al igual que yo estaban intentando averiguar que pasaba. Nos miramos las caras entre los cinco hasta que llegó Martín y nos preguntó si sabíamos porque estaba pasando, obviamente nosotros no teníamos idea de que se trataba, así que con su mejor cara de abogado diplomado nos contó que el martes pasado en la junta vecinal de la cuadra, los vecinos votaron por hacer esto, es especial Don Juan, que argumentó a favor de la piedras diciendo que de esa manera podría dormir las siesta tranquilo ya que no había manera de jugar al fútbol ni de andar en bicicleta con una superficie así. Al decir esto una presión horrible se nos había venido al pecho, estoy seguro que ninguno quiso derramar ni una lágrima para no quedar como una nena pero todos llorábamos por dentro. Ahora si se acabaron las tardes de fútbol y peleas con las chicas que nos usurpaban la cancha con sus bicicletas.
Así pasamos la semana mas aburrida de la historia, porque por mas que quisiéramos jugar al fútbol, la pelota se paraba, no rodaba ni dos veces seguidas; intentábamos hacer de cuenta que era igual que siempre, pero todos sabíamos que no.
La tarde del vienes mientras estábamos sentados en ronda viendo como las chicas caminaban en círculos en busca de lo mismo que nosotros, a Pipo se le ocurrió una terrible idea: hacer una manifestación; así es como convocamos a las chicas quienes se unieron e hicieron carteles, nos paramos en el medio de la plaza y con palmas y cantos comenzamos:

- No mas piedras!, ¡No mas piedras!, ¡No mas piedras!.

Algunos vecinos salieron a ver que pasaba, se reían y volvían a entrar en sus casas. Esto nos enojó mucho, nadie nos prestaba atención así que todos empezamos a hacer lo que Mariano, sacar las piedras.

- ¡Justicia en manos propias señores!.- gritó y comenzó el desastre.


Digo desastre porque en menos de diez minutos de esto, salieron nuestros papás y nos entraron de las orejas a nuestras respectivas casas. Yo escuché el sermón del siglo por parte de mamá Lu y papá Carlos, que decían cosas como que es un beneficio para todos, que es un sacrificio pagarlo, que yo no te di esa educación, bla bla bla. Y entonces pensé, ¿cuál es el beneficio que traen las piedras si nosotros no podemos jugar?, ellos porque no juegan y por eso no les importa, además que tanto sacrificio hay en comprar un par de piedras si en cualquier lado las encontrás, yo pensaba que eran de todos, pero hoy en día se hace dinero hasta vendiendo piedras comunes y corrientes. Además me habían retado por pelear por lo que es justo para mí y mis amigos; no se trataba de ser mal educado, si no de pelear por el derecho a jugar o por lo menos eso me decía mamá Lu siempre,que peleara por mis derechos, ¡quién los entiende!.
Después de eso, estuvimos castigados sin poder salir a jugar como por tres días para la felicidad de Don Juan, aunque en realidad yo estuve castigado un solo día  porque a mamá Lu le hacía alguna cara tierna, la abrazaba, le daba un beso, le decía que la quería mucho y se le pasaba el enojo y me dejaba salir de nuevo, pero a mis amigos no los dejaban salir así que era lo mismo que seguir en penitencia; ojalá sus mamás hubiesen sido como la mía.
Al fin, cuando nos volvimos a juntar, Bocha trajo la "gran idea" que nos llevaría a la solución de nuestros problemas. Fue corriendo a su casa y trajo de ahí unas pinzas que le había sacado a su papá de la caja de herramientas sin pedirle permiso, nosotros no entendimos bien porque, pero nos dijo "síganme" y nos llevo dos cuadras mas adelante donde nos encontramos con un descampado , el cual estaba rodeado en su frente por un alambrado en el cual hicimos la puerta con la ayuda de la pinza y entramos. A todos se nos llenaron los ojos de luz; estoy seguro que mas de uno se imagino entrando en el monumental con la tribuna llena. 
El lugar era muy amplio, pero estaba todo lleno de basura y el pasto largo, así que esa semana nos dedicamos a limpiar todo y a preparar nuestro potrero ahí.
Así fue como dejamos  a Don Juan dormir en paz su siesta para escaparnos al terreno deshabitado a dos cuadras de nuestras casas, terreno del cual nos adueñamos y llamamos "la canchita de Mansalva". La llenamos de grafitis por todas las paredes y hasta pintamos un escudo, nos sentíamos un equipo de verdad. Fuimos tan felices ahí, con las chicas detrás del alambrado alentándonos y gritando cada gol como si fuera el de la final Argentina vs. Brasil en el mundial. Peleando por quien se ponía el 10 y jugando por la coca aprendimos el valor de la amistad, llenos de tierra, pero felices.
Cuándo sentíamos que las cosas no podían ser mas perfectas, unos hombres con casco se apropiaron de la cancha que con tanto compromiso cuidamos, y en nuestros rostros comenzaron a edificar la casa que usurparía nuestra felicidad.
Cansados de que nos saquen de todos lados, pero no conformes aún, seguimos, pero esta vez desafiando las ordenes de nuestros padres jugamos en la calle de nuestra cuadra, por la que no pasaban muchos autos, pero de vez en cuando teníamos que parar el partido para que pase alguno. Para nuestros papás el máximo peligro, para nosotros, la ultima esperanza.
Esta pseudo felicidad, poco duró  porque después de un mes pavimentaron toda la cuadra y nuestra última esperanza de ser los campeones del barrio.
Ya sin lugar donde jugar, dejamos la pelota de lado y nos juntábamos las tardes a mirarnos las caras, totalmente desesperanzados.
El tiempo pasó haciendo de las suyas y fuimos creciendo; algunos de los miembros del equipo desaparecieron en busca de otro refugio futbolero, otros se mudaron y los que quedamos dejamos de juntarnos con los meses y así fue como el equipo quedó desarmado al igual que el sueño de tener nuestra propia cancha.

jueves, 14 de junio de 2012

Tic Tac


A veces quisiera,
que ese objeto redondo y rítmico,
con filosas agujas
dejara de regir mi vida.
Tener la tranquilidad 
de ir libre por el mundo como un caracol,
a quien no parece importarle 
si son las dos de la tarde
o las tres de la mañana.
Encontrar mi hogar en una simple maceta.
Despreocuparme de si el mundo gira o no,
si sale el sol
o si la luna decide aparecer blanca y brillante sobre mí.
También podría ser pájaro
robusto e imponente
con largas, coloridas alas
y volar en busca de su límite.
Pararme sobre la cornisa de algún edificio,
mirar lo pequeño que somos todos;
puntos en esta enorme esfera terrestre.
Que rápido pasa todo y yo intentándome 
caracol o pájaro.

miércoles, 13 de junio de 2012

Día de lluvia.


Por alguna razón el mundo deja de girar cuando llueve; la gente se esconde y el único sonido es el de la lluvia, gotas que caen sobre la tierra, sobre los árboles, sobre alguna chapa, este último es mi favorito. Por momentos se escuchan autos que pasan porque la tormenta los agarró desprevenidos, y todo porque es domingo, los días de semana es distinto. Es la paz del alma, la conexión mas pura con el infinito cielo, la salvedad de los sedientos, la esperanza de los pobres, la cura de los enfermos, la caricia de Dios... no hay nada mas renovador y sincero que la lluvia..
Ahora son las 9 de la mañana y no para de llover, en el cielo se ven algunas luces provenientes de un relámpago  atrevido que anuncia la llegada de un trueno, siempre tan puntuales, no pasan desapercibidos. A pesar del mojado clima, los pájaros cantan, se los ve divertidos sobre el tapial, a ellos parece no importarles el temporal; algunos vuelan como queriendo esquivar algunas gotas, ¿se podrá?.
Yo aprovecho y abro todas las ventanas, para que el olor a lluvia y el airecito fresco invadan mi casa.
Domingo de verano con lluvia, imposible dormir hasta tarde y perderse todo esto.
A pesar de todo sigue siendo un domingo triste, y a mi ya me arden los ojos, pero no cambio este paraíso, ni por la muerte mas dulce, ni el amor mas noble, ni la vida eterna, ni el sol mas radiante, ni los amigos mas fieles.
No hay nada en el mundo que tenga para mi algo mejor que un día de lluvia.

martes, 12 de junio de 2012












De soles, lunas y estrellas...


Y el sol aparece a la mañana como tímido, pero resplandeciente, angustiado porque otro día tiene que alumbrar y brillar y la verdad es que ya no tienen tantas ganas ni tantas fuerzas, pero debe hacerlo, aunque a veces quiera rebelarse , pero sabe que ya no está en edad de eso y es ahí cuando piensa en pedir la jubilación , pero es demasiado joven ¿qué son cinco millones de años después de todo?. De todas maneras debe seguir con su labor de alumbrar porque es su trabajo, pero dar calor no es su trabajo. A él Dios le paga por alumbrar, no por transmitir calor, eso lo hace porque quiere, porque le da lastima ver gente con frío.
En días frescos, cuando el sol está aburrido y ve a un hombre  y a una mujer caminando a la par se esconde detrás de alguna nube e inmediatamente les quita calor, pero los sigue alumbrando de refilón, a través de una sombra porque quiere verlos, y entonces el hombre abraza a la mujer porque ella tiene frío y el sol se ríe, se pone colorado, tiembla y llora; él no tiene a quien abrazar. Muchas veces pensó en abrazar a la luna pero ella es tan fría y dura que se escapa de su calor, entonces se conforma con alumbrarla desde lejos y así por lo menos puede verla resplandecer sobre el cielo oscuro bajo el cual él se esconde y la espía con sus cómplices estrellas, cómplices de su profundo amor.

Las estrellas no necesitan del sol, para nada, brillan por si solas, son estrellas, autosuficientes y engreídas no necesitan de nadie, son maravillosas por si solas; pero la luna no, ella no brilla es opaca y dura, es tan terca que no acepta ser amada por un sol que le promete un cielo lleno de luz y calor, pero no lo quiere ni ver, lo rechaza y él insiste dándole un poco de algo que ella no quiere. Por ahí, si no esta en un buena noche, solo aparece a medias; si discute con el sol se escapa y ni siquiera deja que unos pocos rayos de luz la rocen y ahí sufrimos nosotros, siempre pagamos nosotros sus peleas, porque entonces esos días no tenemos ni sol ni luna en el cielo nocturno, solo estrellas que pasan a ser nada sin la presencia inminente de la luna y no es por despreciarlas, pero es que las estrellas son millones y son todas iguales, luna hay una sola. De cualquier manera a las estrellas no les importa, son muy egocéntricas, y discuten al son de palabras agresivas y poco modestas su ausencia:

- Me da gracia que exagere tanto su soledad. Comenta alguna.
- Es cierto, ya no hay lugar para ella aquí, ¿para que estamos nosotras?. Responde otra.
- Estoy segura de que si nos acercamos un poco mas podemos dar más luz que treinta lunas juntas. Dice humildemente una mas.

Se creen muy importantes, para ellas un cielo sin estrellas no seria el mismo, seria aburrido, como una hoja negra con un punto blanco, ¿suena aburrido no? un cielo sin luna puede pasar pero un cielo sin estrellas sería un caos. No se, yo solo espero que el sol alguna vez me vea caminando con él y me de sombra, así puedo tener frío y así lograr que a él le apene mi temblequeo y me abrace, y de paso, que la luna se enternezca mirando desde alguna punta y se enamore del sol, y le den ganas de sentir calor, las mismas ganas de sentir el calor de mi amado que me dan a mi...

lunes, 21 de mayo de 2012

Hasta que la muerte nos separe.


Su destino conspira a su al rededor, juega a ser amo y señor, dibuja garabatos en su camino, sortea obstáculos y los despoja, otras veces los disipa y otras los enfrenta, porque dicen, “dicen” que de eso se trata la vida. Como si fuera un juego, si es que preferimos metaforizar de alguna forma la vida.
Ella lo toma así, un juego que sigue su rumbo, donde son sabidas sus reglas, pero a pesar de eso las quebranta, pues no tiene miedo: ganar o morir es su lema y no le importa perder si puso su corazón en la partida. Las reglas son claras, quien no las entienda perderá, quien las entienda jugará, quien las quebrante peleará; y así, despacito se establece una relación simbiótica entre ella, el juego y su destino. El destino la guía, el juego la persigue, el destino juega al juego de ella.


Caminando por un sendero oscuro aparece una luz que finge dar calor, se acerca, la toca, la siente, la aprecia y la luz brilla más, entonces, el sendero deja de ser oscuro. Es esa luz que a veces todos esperamos para esclarecer un poco de todo. Es ese ser que decide compartir algo de su luminiscencia para acompañarnos en este juego llamado vida. . Es quizá esa luz que de a poco toma la forma de ese ser tan esperado, ofreciéndose, entregándose a los infortunios de su vida para así escoltarla hasta el final; algunos lo llaman amor.
  Un encuentro de miradas, unos ojos que intimidan, dos pupilas fijas en un movimiento esperando que mueva la primer pieza de la partida y así arranca nuevamente. Las estrategias cada vez se fortalecen más, las distancias se acortan, el camino se ensancha, la aventura comienza.
  De su mano el cielo se aclara, la utopía se hace ironía y con el sol del amanecer ella contempla su rostro. Ya no es ella sola, ahora peleará por dos. Su destino lo dispuso y su juego pierde sentido. Él pelea por ella y ella lo siente en su alma; Son dos fundidos en la armonía de una sola alma.
  El mundo gira, todos lo saben pero sólo ellos lo sienten. El reloj de arena comenzó a dejar caer sus primeros granos y ellos se toman de la mano cada vez más fuerte. Si ella se aleja no es por cobardía, es por valiente, por enfrentar, quebrantar, jugar; él no lo entiende y la ira contra su mundo se hace cada vez mas potente y mil preguntas rondan en su cabeza: ¿porqué?... ¿cuándo?... ¿dónde?....

El viaje se acorta y el final se siente; todo tiene la misma respuesta: ¿porqué?, por ella; ¿cuándo?, cuando la vi a ella; ¿dónde? donde estaba ella. Cómo si hubiera sido una conspiración generada por todos hacia ellos; cómo si buscaran demostrarles que la felicidad solo se basa en momentos y es así como de repente, de la misma forma inesperada que llega es arrebatada de sus manos, como arena que escurre entre los dedos cálidos del amor.

La imposibilidad de encontrar una solución a la desesperación lo inhibe, lo hace vulnerable, no sabe como ayudarla, no puede pensar, sólo quiere que ella siga su camino tomado de la mano de él y que en cada amanecer despierte con el sol y su cabeza en su pecho.
  Ella se juega por él, porque lo supo desde el principio que así debía ser, pero sus fuerzas se agotan. La parca la persigue y el patio de los callados la proclama. Él sin más remedio deja que ella termine su partida, termine al fin su juego ¡maldito juego que la quita de sus brazos, que oscurece su camino, que le roba la mitad de su alma!.
  Ella lo despide mientras se calza el pijama, un mundo nebuloso la espera, un paraje donde todo es incierto, donde todos iremos algún día para no regresar o por lo menos no de la misma forma. Él le reclama que lo espere, que por siempre pensará en ella y que su corazón solo seguirá latiendo de agradecimiento, agradecimiento al mas poderoso dios por dejar que sus destino se cruzaran para vivir lo mas gratificante y sincero del amor. Por demostrarle que se puede vivir por amor y morir también, por hacerle sentir lo más hermoso que quizá pensó sentir en toda su vida, y así, proyecta imágenes en su cabeza que le quedarán en su memoria por el resto de sus días. Ella le asegura que siempre estará con él y que en su próximo encuentro no lo dejará de nuevo sin su presencia, sin el encanto que los une, sin la pasión que los desvela.
  Con su última gota de aliento le profesa su amor; lo besa suavemente mientras una lágrima recorre su mejilla ya muerta.

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domingo, 20 de mayo de 2012

Shh...


Y en un susurro pasajero, como quien no lo quiere escuchar, sonó...

-Me gusta la gente que dice lo que piensa, que no tiene miedo a expresar sus sentimientos. Me gustan los latinos por eso, porque siempre están prendidos fuego, ardiendo y eso los hace un poco mas sinceros. Vos debes tener sangre europea o norteamericana....

- Española e italiana. A mi me gusta la gente que sabe cuando callar...     


martes, 8 de mayo de 2012

Azul Turmalina.


Ella celebra dentro de la masa obnubilada por el poder de la metamorfosis atávica los hilos perdidos, cortados y enlazados fijados como espejismos peculiares llenos de esquizofrenia dentro de aquel cráneo exacerbante. Cavando en el cuenco del alboroto se somete a la presión de la utopia de sus pupilas coloradas de dolor, remordiendo sofocantes recuerdos lejanos, desesperando y corriendo por entremezclarse con el resto.
Apurada brinda por el triunfo de la voracidad sobre la calumnia infinita de su centro de sensaciones, que hasta el momento creía oxidadas, escondidas, anuladas.

El aceite imperecedero se acobijo para perpetuarse y no volver a despegarse del rincón cálido del placer donde se ha de catar la piel mas suave de todas, esa que en sus sueños vagabunda la rozaba y acaloraba suscitando palpitaciones letárgicas y alegóricas, transmitiendo ese sonido telúrico por todas las extremidades de su cuerpo expuesto y frágil para luego despedirse y adormecerla bajo el árbol de la manzana del pecado infinito. En ese mismo sueño esa misma piel la somete a la mirada de los dioses asqueados de sacrificio. Ella se sujeta a enfrentarlos y refutarse bajo la premisa de que si viviera lo mismo 100 veces más, quizá 100 veces más lo haría. 
Quizá el  quizá sea una errata, quizá el quizá no exista cuando esa prodigiosa bestia azul turmalina posee su cuerpo vulnerable, quizá ese quizá le trasmita mas seguridad en un minuto de sus labios que el tiempo que viva el resto de su vida.

domingo, 11 de marzo de 2012

Virtuoso atrapado.




Su sabor a arco iris perlado
Hace de mi mente un espejismo.
Su credulidad me trasforma en una victima fácil.
Soy una presa más de sus labios olor a luna nueva.
Después de captarme con sus diodos luminosos, se tatuó entre sus cejas mi nombre con sangre de rosa.
Me convenció de entrar en su circulo agridulce con artificios modernos,
Su capricho por el rose me acostó entre cedas negras.
Cerró mis ojos con calumnias románticas,
Amordazó mis sentidos a la cuenta de dos,
Confeccionó un cuadro con mis suspiros y lo tasó a mil noches de desvelos que nadie se animó a pagar,
Cayó en la cuenta de que tanto no perdura el olvido pero menos el recuerdo,
Ensimismado en mis encantos se convenció de que era su obra maestra 
“yo tampoco puedo pagar ese precio” dijo y el temor lo arrebató de su fresca seguridad.
Así emputeció mi final y se hecho a reír y se hecho a llorar…

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