lunes, 18 de junio de 2012

Es una orden!


Eleonora la mira desde la ventana esperando que ella la haga pasar, para comer, juntar calor y seguir durmiendo por siete u ocho horas mas, y piensa lo lindo que seria ser gatito y dormir, dormir y dormir. 
A veces percibe el amor de Eleonora en sus ojos, que la mira porque la necesita, y la ama por necesitarla, ¿acaso el amor se trata de necesidad?, la necesidad de necesitar al otro, no es mas que un beneficio para uno mismo. El amor nos hace sentir vivos, nos hace sentir satisfechos; esto la hace pensar que amamos por egoísmo. Ella lo ama porque amarlo la hace sentir bien, libera las hormonas de la satisfacción que la hacen sentir plena, y si él no la ama deja de sentirse plena, porque le quita su dosis de felicidad.

-¡Amame! es una orden, hazme sentir bien de nuevo, no seas tan poco egoísta, deja de pensar en no amarme.- Le grita.

Si ella lo ama y es tan fácil, ¿por qué él no puede hacerlo?

- Hazme feliz de nuevo, te lo ruego, devuélveme  de a gotas algo del amor que te profeso, es una orden, porque soy egoísta y quiero que me ames así soy feliz otra vez.- Le dice entre sollozos.

Nadie ama sin ser amado y se siente feliz. El amor es egoísta.

El teléfono vuelve a sonar, no atiende, está concentrada en dejar de ser egoísta y olvidarlo.
Ella se ama:

-Es tan fácil amarme a mi misma, no me reclamo nada y me amo libremente; bueno si, me reclamo algo, mucho en realidad, pero porque el amor es egoísta y hay que reclamarse para amar.- dice con la mirada perdida en el teléfono.

Amar incluye no aceptar todo tal como es, si, lo leyó en el contrato; la letra chica que esta debajo del artículo de la 'fidelidad', a ese se lo sabe de memoria, ¡si se lo habrá leído!, en realidad lo leyó para ella misma en voz alta mientras él cocinaba, no fue un reclamo, fue una indirecta que dejó pasar, no le gusta que le reclame eso, porque no la ama y entonces no es egoísta, por eso la deja volar libre. La gente ama a los pájaros y los ama tanto que los tiene en jaulas, el no, no es egoísta, la deja a la deriva como si fuera un pájaro sin hogar.

-¡Amame carajo! es una orden.- le grita de nuevo al portarretratos que está arriba de la mesa del living.

El teléfono otra vez, lo atiende porque ya se hartó del sonido, ‘demasiados ruidos hay como para sumar uno mas’, le dice a su mente.

-¿Hola?

- Hola buenas tardes, soy Mariana del banco de finanzas la llamo para decirle que si no paga lo adeudado hasta el día de la fecha pasará a instancias judiciales para su cobro.

- ¡Mariana! ¿Cómo andas?, che ¿vos no me amas cierto?, justo estaba pensando en eso, porque si me amaras me tendrías cerca tuyo, amenazándome con esa puta deuda, jurándome que si dejo de amarte caerá sobre mi la peor demanda, la misma que me embargará hasta las medias y me dejará en la calle.

- Señora yo solo la llamo para comunicarle que si no paga…

- Mariana, no me amas, sos igual que él, ¿tanto te cuesta admitirlo?

- Señora no… yo…

- Esta bien, aceptarlo es el primer paso, decime que no me amas.

- Señora la llamo en otro momento, cuando pueda…

- Mariana, hace una cosa, no te hagas drama y metete la deuda en el culo.

Ya la anotó, Mariana la chica del banco, es la sexta en la lista de personas que no la aman, ¿podrían ser más no? Pero bueno hasta ahora con José el verdulero, la chica de la farmacia, el conserje del edificio, el dentista, Mariana y él ya es suficiente. No la odian pero no la aman y ¿acaso no fue Jesús o alguno de esos el primer egoísta que dijo que hay que amar a Dios por sobre todas las cosas, por que Dios está en todos?, amar a alguien tangible ya es complicado, imaginarse amar alguien que no sabes ni como es, ni a que se dedica, que le gusta, que no le gusta; es amar por amar, egoísmo puro.
Se olvidó de preguntarle a su jefe si la amaba, pero ayer cuando la despidió le dio a entender que no, es como dejar a un pájaro en libertad, no lo amas por eso lo dejas libre. Debería sumarlo también a la lista, piensa. 
Si tuviera que hacer un inventario de gente que la ama seguro ocupa dos o tres hojas, pero es mas difícil pensar en las personas que son egoístas amándola que las que no lo son. Las actitudes que te dejan en libertad, o en las que liberas, no se olvidan nunca, por eso nunca te olvidas el día en que liberaste a ese pájaro, o echaste a aquella empleada o le cobraste a algún moroso para no verlo mas.
Ahora está en el balcón mirando los vecinos y fumando un cigarrillo para matar el aburrimiento. La pareja de enfrente parece muy egoísta en aquella cama, se abrazan fuerte, ninguno quiere dejar ir al otro, se desnudan y se sienten, son tan egoístas que quieren ser uno los dos. La pareja debajo de su departamento, esos son peores, pelean y se gritan todo el tiempo, ella le dice que es un estúpido porque no secó el baño después de bañarse, él le dice que es una estúpida porque todavía no compro la cortina para que eso no pase, después ella le grita que es un egoísta porque piensa en él nada mas, y él le dice que piensa en él nada mas porque la ama. Que estúpidos y egoístas son, ahora se ríen y ella llora, Eleonora lame sus lágrimas, porque la ama y tiene sed. Quiere esas peleas con él, pero no la ama. Se acuesta en la cama y se tapa hasta la cabeza, ya quiere que sea mañana; por ahí mañana la ama.

viernes, 15 de junio de 2012

El derecho a jugar.


Cuando era chico, vivía en una hermosa casa de dos pisos ubicada sobre la calle Mansalva, la ultima o primera de barrio Maracuyá; una larga cuadra con casas numeradas del uno al dieciocho, todas iguales, pegadas una al lado de la otra formando una gran familia o comunidad vecinal. En esas épocas el barrio estaba muy poco poblado y las calles eran de tierra, las mañanas tenían olor a campo y las tardes también; a la hora de la siesta no volaba ni una mosca, por lo tanto la siesta se dormía como se debía, hasta que fui conociendo a mis vecinos quienes se fueron convirtiendo en mis compañeros de andanzas, en especial a esas horas.
Todas las tardes jugábamos al fútbol en frente de la casa número doce, donde vivía Don Juan, que justo daba a una pequeña plaza; dada la casualidad, Don Juan, tenía el mejor portón para usarlo de arco, por eso nunca llegábamos a terminar el primer tiempo, porque salía asomándose por la ventana del segundo piso, que daba directo  a dónde estábamos nosotros y a los gritos nos echaba diciéndonos que a la hora de la siesta se duerme y no se hace ruido, que no era para jugar y que si queríamos hacer bochinche nos fuéramos a jugar a la puerta de nuestras casas. Con los ojos llenos de decepción nos sentábamos a pensar que hacer; y como única solución esperábamos que Don juan saliera a tomar mates al Jardín, lo cual era nuestra señal de que la hora de la siesta había terminado y que el partido estaba apto para ser reanudado. Así pasábamos todas las tardes de verano hasta la hora de la cena en la cual mi madre salía al grito de ''¡Franco adentro que ya está la comida!'' o, ''¡Franco a bañarse!'', al igual que las madres de mis amigos.
Una tarde después de tomar la leche y alistándome para ir a jugar, escuché ruidos raros afuera de casa, por el lado de la plaza, y rápidamente subí corriendo las escaleras para mirar por la ventana del segundo piso que me dejaba ver la plaza desde arriba, por lo que logré observar camiones llenos de piedras y le pregunté a mi mama que significaba eso, me dijo que iban a tapizar la plaza con piedras porque al ser de tierra cada vez que llovía se llenaba todo de barro y que con esa decisión evitábamos ese problema. Sin pensarlo un minuto mas decidí salir a investigar. Ahí me encontré con Mariano, Pipo, Julián y Bocha, que al igual que yo estaban intentando averiguar que pasaba. Nos miramos las caras entre los cinco hasta que llegó Martín y nos preguntó si sabíamos porque estaba pasando, obviamente nosotros no teníamos idea de que se trataba, así que con su mejor cara de abogado diplomado nos contó que el martes pasado en la junta vecinal de la cuadra, los vecinos votaron por hacer esto, es especial Don Juan, que argumentó a favor de la piedras diciendo que de esa manera podría dormir las siesta tranquilo ya que no había manera de jugar al fútbol ni de andar en bicicleta con una superficie así. Al decir esto una presión horrible se nos había venido al pecho, estoy seguro que ninguno quiso derramar ni una lágrima para no quedar como una nena pero todos llorábamos por dentro. Ahora si se acabaron las tardes de fútbol y peleas con las chicas que nos usurpaban la cancha con sus bicicletas.
Así pasamos la semana mas aburrida de la historia, porque por mas que quisiéramos jugar al fútbol, la pelota se paraba, no rodaba ni dos veces seguidas; intentábamos hacer de cuenta que era igual que siempre, pero todos sabíamos que no.
La tarde del vienes mientras estábamos sentados en ronda viendo como las chicas caminaban en círculos en busca de lo mismo que nosotros, a Pipo se le ocurrió una terrible idea: hacer una manifestación; así es como convocamos a las chicas quienes se unieron e hicieron carteles, nos paramos en el medio de la plaza y con palmas y cantos comenzamos:

- No mas piedras!, ¡No mas piedras!, ¡No mas piedras!.

Algunos vecinos salieron a ver que pasaba, se reían y volvían a entrar en sus casas. Esto nos enojó mucho, nadie nos prestaba atención así que todos empezamos a hacer lo que Mariano, sacar las piedras.

- ¡Justicia en manos propias señores!.- gritó y comenzó el desastre.


Digo desastre porque en menos de diez minutos de esto, salieron nuestros papás y nos entraron de las orejas a nuestras respectivas casas. Yo escuché el sermón del siglo por parte de mamá Lu y papá Carlos, que decían cosas como que es un beneficio para todos, que es un sacrificio pagarlo, que yo no te di esa educación, bla bla bla. Y entonces pensé, ¿cuál es el beneficio que traen las piedras si nosotros no podemos jugar?, ellos porque no juegan y por eso no les importa, además que tanto sacrificio hay en comprar un par de piedras si en cualquier lado las encontrás, yo pensaba que eran de todos, pero hoy en día se hace dinero hasta vendiendo piedras comunes y corrientes. Además me habían retado por pelear por lo que es justo para mí y mis amigos; no se trataba de ser mal educado, si no de pelear por el derecho a jugar o por lo menos eso me decía mamá Lu siempre,que peleara por mis derechos, ¡quién los entiende!.
Después de eso, estuvimos castigados sin poder salir a jugar como por tres días para la felicidad de Don Juan, aunque en realidad yo estuve castigado un solo día  porque a mamá Lu le hacía alguna cara tierna, la abrazaba, le daba un beso, le decía que la quería mucho y se le pasaba el enojo y me dejaba salir de nuevo, pero a mis amigos no los dejaban salir así que era lo mismo que seguir en penitencia; ojalá sus mamás hubiesen sido como la mía.
Al fin, cuando nos volvimos a juntar, Bocha trajo la "gran idea" que nos llevaría a la solución de nuestros problemas. Fue corriendo a su casa y trajo de ahí unas pinzas que le había sacado a su papá de la caja de herramientas sin pedirle permiso, nosotros no entendimos bien porque, pero nos dijo "síganme" y nos llevo dos cuadras mas adelante donde nos encontramos con un descampado , el cual estaba rodeado en su frente por un alambrado en el cual hicimos la puerta con la ayuda de la pinza y entramos. A todos se nos llenaron los ojos de luz; estoy seguro que mas de uno se imagino entrando en el monumental con la tribuna llena. 
El lugar era muy amplio, pero estaba todo lleno de basura y el pasto largo, así que esa semana nos dedicamos a limpiar todo y a preparar nuestro potrero ahí.
Así fue como dejamos  a Don Juan dormir en paz su siesta para escaparnos al terreno deshabitado a dos cuadras de nuestras casas, terreno del cual nos adueñamos y llamamos "la canchita de Mansalva". La llenamos de grafitis por todas las paredes y hasta pintamos un escudo, nos sentíamos un equipo de verdad. Fuimos tan felices ahí, con las chicas detrás del alambrado alentándonos y gritando cada gol como si fuera el de la final Argentina vs. Brasil en el mundial. Peleando por quien se ponía el 10 y jugando por la coca aprendimos el valor de la amistad, llenos de tierra, pero felices.
Cuándo sentíamos que las cosas no podían ser mas perfectas, unos hombres con casco se apropiaron de la cancha que con tanto compromiso cuidamos, y en nuestros rostros comenzaron a edificar la casa que usurparía nuestra felicidad.
Cansados de que nos saquen de todos lados, pero no conformes aún, seguimos, pero esta vez desafiando las ordenes de nuestros padres jugamos en la calle de nuestra cuadra, por la que no pasaban muchos autos, pero de vez en cuando teníamos que parar el partido para que pase alguno. Para nuestros papás el máximo peligro, para nosotros, la ultima esperanza.
Esta pseudo felicidad, poco duró  porque después de un mes pavimentaron toda la cuadra y nuestra última esperanza de ser los campeones del barrio.
Ya sin lugar donde jugar, dejamos la pelota de lado y nos juntábamos las tardes a mirarnos las caras, totalmente desesperanzados.
El tiempo pasó haciendo de las suyas y fuimos creciendo; algunos de los miembros del equipo desaparecieron en busca de otro refugio futbolero, otros se mudaron y los que quedamos dejamos de juntarnos con los meses y así fue como el equipo quedó desarmado al igual que el sueño de tener nuestra propia cancha.

jueves, 14 de junio de 2012

Tic Tac


A veces quisiera,
que ese objeto redondo y rítmico,
con filosas agujas
dejara de regir mi vida.
Tener la tranquilidad 
de ir libre por el mundo como un caracol,
a quien no parece importarle 
si son las dos de la tarde
o las tres de la mañana.
Encontrar mi hogar en una simple maceta.
Despreocuparme de si el mundo gira o no,
si sale el sol
o si la luna decide aparecer blanca y brillante sobre mí.
También podría ser pájaro
robusto e imponente
con largas, coloridas alas
y volar en busca de su límite.
Pararme sobre la cornisa de algún edificio,
mirar lo pequeño que somos todos;
puntos en esta enorme esfera terrestre.
Que rápido pasa todo y yo intentándome 
caracol o pájaro.

miércoles, 13 de junio de 2012

Día de lluvia.


Por alguna razón el mundo deja de girar cuando llueve; la gente se esconde y el único sonido es el de la lluvia, gotas que caen sobre la tierra, sobre los árboles, sobre alguna chapa, este último es mi favorito. Por momentos se escuchan autos que pasan porque la tormenta los agarró desprevenidos, y todo porque es domingo, los días de semana es distinto. Es la paz del alma, la conexión mas pura con el infinito cielo, la salvedad de los sedientos, la esperanza de los pobres, la cura de los enfermos, la caricia de Dios... no hay nada mas renovador y sincero que la lluvia..
Ahora son las 9 de la mañana y no para de llover, en el cielo se ven algunas luces provenientes de un relámpago  atrevido que anuncia la llegada de un trueno, siempre tan puntuales, no pasan desapercibidos. A pesar del mojado clima, los pájaros cantan, se los ve divertidos sobre el tapial, a ellos parece no importarles el temporal; algunos vuelan como queriendo esquivar algunas gotas, ¿se podrá?.
Yo aprovecho y abro todas las ventanas, para que el olor a lluvia y el airecito fresco invadan mi casa.
Domingo de verano con lluvia, imposible dormir hasta tarde y perderse todo esto.
A pesar de todo sigue siendo un domingo triste, y a mi ya me arden los ojos, pero no cambio este paraíso, ni por la muerte mas dulce, ni el amor mas noble, ni la vida eterna, ni el sol mas radiante, ni los amigos mas fieles.
No hay nada en el mundo que tenga para mi algo mejor que un día de lluvia.

martes, 12 de junio de 2012












De soles, lunas y estrellas...


Y el sol aparece a la mañana como tímido, pero resplandeciente, angustiado porque otro día tiene que alumbrar y brillar y la verdad es que ya no tienen tantas ganas ni tantas fuerzas, pero debe hacerlo, aunque a veces quiera rebelarse , pero sabe que ya no está en edad de eso y es ahí cuando piensa en pedir la jubilación , pero es demasiado joven ¿qué son cinco millones de años después de todo?. De todas maneras debe seguir con su labor de alumbrar porque es su trabajo, pero dar calor no es su trabajo. A él Dios le paga por alumbrar, no por transmitir calor, eso lo hace porque quiere, porque le da lastima ver gente con frío.
En días frescos, cuando el sol está aburrido y ve a un hombre  y a una mujer caminando a la par se esconde detrás de alguna nube e inmediatamente les quita calor, pero los sigue alumbrando de refilón, a través de una sombra porque quiere verlos, y entonces el hombre abraza a la mujer porque ella tiene frío y el sol se ríe, se pone colorado, tiembla y llora; él no tiene a quien abrazar. Muchas veces pensó en abrazar a la luna pero ella es tan fría y dura que se escapa de su calor, entonces se conforma con alumbrarla desde lejos y así por lo menos puede verla resplandecer sobre el cielo oscuro bajo el cual él se esconde y la espía con sus cómplices estrellas, cómplices de su profundo amor.

Las estrellas no necesitan del sol, para nada, brillan por si solas, son estrellas, autosuficientes y engreídas no necesitan de nadie, son maravillosas por si solas; pero la luna no, ella no brilla es opaca y dura, es tan terca que no acepta ser amada por un sol que le promete un cielo lleno de luz y calor, pero no lo quiere ni ver, lo rechaza y él insiste dándole un poco de algo que ella no quiere. Por ahí, si no esta en un buena noche, solo aparece a medias; si discute con el sol se escapa y ni siquiera deja que unos pocos rayos de luz la rocen y ahí sufrimos nosotros, siempre pagamos nosotros sus peleas, porque entonces esos días no tenemos ni sol ni luna en el cielo nocturno, solo estrellas que pasan a ser nada sin la presencia inminente de la luna y no es por despreciarlas, pero es que las estrellas son millones y son todas iguales, luna hay una sola. De cualquier manera a las estrellas no les importa, son muy egocéntricas, y discuten al son de palabras agresivas y poco modestas su ausencia:

- Me da gracia que exagere tanto su soledad. Comenta alguna.
- Es cierto, ya no hay lugar para ella aquí, ¿para que estamos nosotras?. Responde otra.
- Estoy segura de que si nos acercamos un poco mas podemos dar más luz que treinta lunas juntas. Dice humildemente una mas.

Se creen muy importantes, para ellas un cielo sin estrellas no seria el mismo, seria aburrido, como una hoja negra con un punto blanco, ¿suena aburrido no? un cielo sin luna puede pasar pero un cielo sin estrellas sería un caos. No se, yo solo espero que el sol alguna vez me vea caminando con él y me de sombra, así puedo tener frío y así lograr que a él le apene mi temblequeo y me abrace, y de paso, que la luna se enternezca mirando desde alguna punta y se enamore del sol, y le den ganas de sentir calor, las mismas ganas de sentir el calor de mi amado que me dan a mi...