miércoles, 20 de febrero de 2013

Mi Princesita.



Si hubieras aprendido el castellano podría haberte dicho en palabras cuanto te amé; si supieras entender mis gestos hubieras sabido lo mucho que me gustaba ver la luna en tu compañía; si yo hubiera tenido un poquito de la mente felina, hubiera sabido que me pedías en cada maullido. 
 Podría decirte lo mucho que voy a extrañar tus lamidas secas y rasposas, el ruidito cascabelero sonante en tu caminar, el aroma de tu comida, la textura de tu pelaje,tus ojos... grandes ojos amarillos dorados, mirándome en contraste con tu pelaje negro brillante, tu elegancia al pasar, la sensualidad de tu caminar. Pero no, la vida no te quiso eterna, te llevó cuando se dio cuenta que tu plazo fue mucho, tu lucidez demasiada, tu amor, ese si que fue incondicional.
Si hubieras aprendido el castellano, o el francés, italiano, griego  portugués, cualquiera sea lo hubiera aprendido para poderte describir con palabras lo mucho que te amé y lo que duele que ahora solo seas un recuerdo en mi mente.

Justo.



Justo dejamos de estar juntos cuando empiezan los días fríos, en los que nos toca acurrucarnos bajo tu cubrecamas de plumas y charlar por horas, reír y besar.

Justo nos dejamos cuando a mi me empezaba a gustar el café y a vos el té.
Justo nos dejamos cuando estaba aprendiendo a cocinarte las comidas que no te dan alergia.
Justo nos dejamos cuando estaba comenzando a acostumbrarme a tus horarios, tus tiempos de silencio, tus horas de serie.
Justo nos dejamos cuando de repente entendí todos tus miedos y me preparaba para ayudarte a enfrentarlos.
Justo nos dejamos cuando comenzaba a aceptarme enamorada.
Justo nos dejamos cuando empezaba a proyectar y armar mi vida a tu lado.
Justo nos dejamos cuando comprendía eso que los poetas y los sabios llaman amor.
Justo nos dejamos cuando descubría que no se puede amar mas, porque no hay mas.
Justo, justito en ese momento en el que me decías adiós yo estaba entendiendo lo bueno de vivir, lo lindo de respirarte, lo suave de tus labios, lo triste de tus ojos, lo maravilloso de tus manos.

Justo, cuando nada parece menos justo que tu adiós.


martes, 12 de febrero de 2013

A la sombra.



Ya te hice fuego, te hice viento, te hice amor, te hice cenizas; ya fuiste volcán y manantial al mismo tiempo, ya fuiste halcón, león y serpiente... ya fuiste. 
A la sombra una puerta entreabierta trae detrás otras puertas entreabiertas, otros destinos, otros pasajes y otras vidas. Cuando la llave se pierde, se va con ella todo porvenir dejado de lado, ese porvenir que hoy necesito. Ya no recuerdo donde buscar. Ya no quiero buscar. 
Deje atrás todo un laberinto de palabras dichas y no dichas, hechas polvo por el desgaste natural de las cosas. Ya no duele ni en el fondo, es mas bien una molestia, como una urticaria sin tratamiento, solo cesa con el tiempo y algún que otro antibiótico.
Desaparece todo y aparece algo nuevo, una luz al final del camino que no implica la muerte, que me hace feliz sin un porque en especial, donde el ardor se va y las heridas se curan... ¿cicatrices? de esas las tengo de todo tipo y color, son las que me recuerda que aún sigo viva, viva y mas fuerte porque me supero y superarme me hace parte del canon de la resurrección continua. Nazco, vivo, amo, muero y resucito con el sol.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Blanchâtre



Acaricio tu foto y siento la textura de tus labios en la yema de mis dedos, el contorno de tu nariz, la suavidad de tu frente, el relieve tu barba. Conversamos, me pedís perdón, te pido perdón. Hablamos largas horas de nuestros proyectos, de como serán los ojos de nuestros hijos, los labios, la nariz. Diseñamos nuestra casa, con lujos y bibliotecas enormes llenas de libros de Borges, Cortazar, Poe, Cáseres... y los tuyos claro, Busqued, Rozitchner, Brasca y el que compartimos Galeano. Me hablas de tus penas, aunque ya las conozca, te hablo de mis penas, aunque ya las sepas. Hablamos de lo mismo de siempre, pero con mas dulzura, vos me escuchas y por primera vez me preguntas los porque de cada cosa; buscamos soluciones para lo tuyo y lo mio, buscamos soluciones graciosas, nos reímos, nos duele la panza y la risa nos ahoga, ya casi no puedo respirar, vos te aprovechas y me das un beso, yo sonrío con ternura porque te amo, y amo que me sorprendas con tus besos y te amo mas y mas y mas y el amor que siento dentro se hace tan insostenible para mi cuerpo que sale por mis ojos a través de lágrimas, pasan por mi mejilla y se desarman en mi boca, cierro los ojos y las pruebo, son dulces como un licor.
Abro los ojos y todo es blanco, no hay tiempo ni espacio, tu foto aparece en el suelo como saludando, estás sonriendo y te levanto, te apoyo en mi pecho y luego te beso, sigo derramando licor por mis ojos. Camino y no llego a ningún lado, pareciera estar siempre en el mismo lugar. Estancada. No hay atajos, ni caminos, ni nada. Miro hacia arriba, blanco, miro hacia abajo, blanco, los costados, blanco, blanco, blanco, blanco. Acá Dios creó el universo, no hay otra explicación, tanto amor me transformo en Dios, soy ama y señora de todo este cubo blanco, nadie me dice que hacer. Vuelvo a mirar tu foto y tus ojos me dicen que te ame, solo ellos dispersan ordenes sobre mi cuerpo, solo ellos rigen mi alma.
Giro a la derecha, una puerta blanca, no lo dudo y la abro, un espejo muestra mi imagen. Soy yo vestida con un camisón blanco y largo hasta el piso, mi pelo llega hasta mi cintura, es blanco y lacio, mi rostro pálido y arrugado, parezco 50 años mas grande. La imagen comienza a distorsionarse y apareces vos, riendo y cantando, muchos amigos te rodean, te veo feliz y ya no hay dolor en tu cuerpo. Intento acariciarte y mi mano traspasa el espejo y caigo redonda dentro de tu habitación, te encuentro dormido en tu cama suspirando paz, acaricio tus labios y siento su textura con la yema de mis dedos, el contorno de tu nariz, la suavidad de tu frente, el relieve de tu barba. Te beso y dejo la foto en tu mesa de noche, te acaricio por ultima vez al mismo tiempo que mi mano comienza a desintegrarse, desaparece de a poco todo mi cuerpo y abrís los ojos cuando solo queda mi rostro en el aire, alcanzo a decir 'te amo' y un destello de luz consume todo, todo, todo.